En los tiempos modernos, se escucha hablar constantemente de La Autoestima y la importancia que esta suele tener para afrontar los diferentes aspectos de la vida cotidiana. Por lo tanto, puede afectar a nuestra manera de estar y actuar en el mundo y de relacionarnos con los demás. Nada en nuestra manera de pensar, de sentir, de decidir y de actuar escapa a la influencia de la autoestima. La cual se define como la valoración positiva de uno mismo y fortalecerla contribuye a:
– Formar una personalidad sana y equilibrada que se expresa en actitudes de seguridad y confianza en uno mismo
– Mejorar la capacidad para dar y recibir afecto
– Se tienen mayores posibilidades de disfrutar la vida
– Alcanzar lo que se pretende.
La autoestima es un concepto gradual, por lo cual las personas pueden presentar en esencia uno de tres estados:
- Tener una autoestima alta equivale a sentirse confiadamente apto para la vida, o, usando los términos de la definición inicial, sentirse capaz y valioso; o sentirse aceptado como persona.
- Tener una baja autoestima es cuando la persona no se siente en disposición para la vida; sentirse equivocado como persona.
- Tener un término medio de autoestima es oscilar entre los dos estados anteriores, es decir, sentirse apto e inútil, acertado y equivocado como persona, y manifestar estas incongruencias en la conducta —actuar, unas veces, con sensatez, otras, con irreflexión—-, reforzando, así, la inseguridad.
Se refieren los profesionales, que la Autoestima la construimos desde antes de nacer, teniendo en cuenta incluso si fuimos o tenemos hijos deseados o no planeados. Para que desarrollemos una apropiada autoestima a nivel individual y familiar, se mencionan elementos importantes como:
– Descubrir nuestros propios talentos o habilidades
– Evaluar los logros en relación con uno mismo y con los demás: lo cual se basa en reforzar opiniones como: “este semestre del año tuve mejor manejo en mi trabajo que el anterior”, “aprendi a ….” etc.
– Tomar responsabilidades de acuerdo con el rol y la edad
– Ser capaces de expresar su afecto unos a otros, con palabras, caricias y con hechos, ayuda a mejorar la comunicación y el sentido de pertenencia a la familia. Aprender a Autocuidarse.
– Aprender a responder por las consecuencias de nuestras acciones.
– Aprender a ganar y a perder.
– Estimular la práctica de actividades lúdicas, culturales, deportivas diferentes a académicas, para hacer conscientes qué podemos hacer con nuestro cuerpo y adquirir más seguridad.
– Reconocer que no hay “hijos e hijas perfectos”, cómo no hay “padres y madres perfectos”, todos tenemos algo especial y maravilloso.
– La autoestima florece en un ambiente de aceptación y de respeto, en el que se tienen en cuenta las diferencias individuales, se toleran los errores y se reorienta la conducta en lugar de castigar.
– Fomentar una comunicación abierta y unas reglas flexibles.
Recordemos que tener una apropiada autoestima nos previene de caer en situaciones que afectan nuestra salud mental e incluso física como las dificultades en las relaciones interpersonales, el consumo de alcohol, tabaco y drogas.